Por: Jose Herrera
La gran depresión económica que empezó en el 1929 y que abarcó toda la década del 30 fue el incentivo que necesitó el economista británico John Maynard Keynes para impulsar y publicar su gran obra que llamó “La Teoría General de Empleo, Interés y Dinero”. Esto sucedió específicamente en el año 1936.
Keynes se sentía frustrado debido a que los planteamientos de los economistas contemporáneos no podían sacar la economía de los problemas que la afectaban, ellos (los clásicos) decían que lo más importante era el dinero, pues cada vez que surgía una crisis económica se debía a que se aumentaba o disminuía el dinero en circulación o en otras palabras sus recomendaciones se concentraban en la no intervención del gobierno en cuanto a política monetaria se refiere. Estos decían que las autoridades monetarias solamente debían aumentar la masa monetaria de una forma proporcional al aumento de la población y que cualquier intervención directa en la economía era lesiva a esta.
Debido a la no solución del problema de la depresión, Keynes surgió con su teoría general alegando que en un momento determinado la política monetaria no servía de nada para estimular lo que en economía se llama la demanda agregada. Keynes sostenía que la inversión es uno de los componentes más importantes, estaba estrechamente ligada a la tasa de interés y que entre esta y la inversión existía una relación inversa, es decir, un incremento en la tasa de interés, disminuye de una forma inmediata la inversión, mientras que una baja la estimularía.
Ahora bien, en una depresión económica, la tasa de interés (que está determinada por la demanda y oferta de dinero) baja a un punto mínimo, y a partir de ahí resiste cualquier disminución, trayendo como consecuencia su impotencia para estimular la inversión. Esto es así porque la curva de la demanda del dinero tiene una cola horizontal (que se conoce técnicamente como la trampa de liquidez) que significa que cualquier aumento en la oferta del dinero queda atrapado en dicho espacio sin crear variación alguna en la tasa de interés y por consiguiente no habrá cambio en el nivel de inversión.
A pesar que los componentes de la demanda total son varios, entre ellos además de la inversión, el consumo y los gastos gubernamentales, el debate entre Keynes y los clásicos estaba centralizado en la inversión y los gastos. Keynes basado en lo expuesto anteriormente sobre la tasa de interés, sostenía y argumentaba que en tiempo de depresión (una alta recesión, es decir, qué hay un gran número de desempleados) la política monetaria no funciona y como consecuencia se debería utilizar la política fiscal aumentando los gastos del gobierno, para de esa forma aumentar la demanda agregada y por ende la producción total, siendo esto una manera eficaz de combatir el desempleo.
Así que nosotros los dominicanos tenemos que concentrarnos en obtener los recursos necesarios para aumentar los gastos del gobierno y de esa forma combatir la depresión, esto es, el gran número de desempleados.
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